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Palacio Salvo

La mirada de Mario

Palacio Salvo

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Se encuentra frente a la Plaza Independencia. El Palacio Salvo es un edificio emblemático de la ciudad. Fue edificado al impulso de los hermanos empresarios Ángel, José y Lorenzo Salvo y diseñado por el arquitecto italiano Mario Palanti. Se inauguró el 12 de octubre de 1928. Con sus 100 metros y 27 plantas, fue la torre más alta de Latinoamérica hasta 1935. Actualmente continúa siendo uno de los edificios más altos de la ciudad. En su cuerpo se combinan varios estilos: el art decó ecléctico al que se le añaden toques renacentistas, algunas referncias góticas y también neoclásicas. Fue construido para funcionar como edificio de oficinas con un sector destinado a hotel y la planta baja dedicada a locales comerciales, con un pasaje que conecta la Plaza Independencia con la calle Andes. Es Monumento Histórico Nacional desde 1996. Es el lugar donde se tocó por primera vez el tango La Cumparsita, y allí funciona el Museo del Tango de Montevideo.


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LA TREGUA

El viernes 26 de julio encuentra a Martín Santomé desayunando en el Tupí, con vista a la Plaza Independencia y, por ende, al Palacio Salvo. Reconoce quererlo a pesar de que no le parece lindo, le reconoce rasgos evidentemente uruguayos y prefiere su sincera fealdad a la dudosa volubilidad de los periódicos.

«He aprendido a querer ese monstruo folklórico que es el Palacio Salvo. Por algo figura en todas las postales para turistas. Es casi una representación del carácter nacional: guarango, soso, recargado, simpático. Es tan, pero tan feo, que lo pone a uno de buen humor. [...] Por eso prefiero la espantosa franqueza del Palacio Salvo, porque siempre fue horrible, nunca nos engañó, porque se instaló aquí, en el sitio más concurrido de la ciudad, y desde hace treinta años nos obliga a que todos, naturales y extranjeros, levantemos los ojos en homenaje a su fealdad. Para mirar los diarios, hay que bajar los ojos.»» 1

La tregua fue publicada en 1960, lleva a esta altura más de doscientas ediciones y fue traducida a diecinueve idiomas. Junto con Poemas de la oficina y Montevideanos, significó un punto de inflexión en la carrera de Mario, proyectándolo a nivel internacional y marcando su consagración como escritor.
1- La tregua, págs. 110-111

«FALSA OPOSICIÓN»,
NOCIÓN DE PATRIA

El poema «Falsa oposición», publicado en 1963, tal vez sea uno de los pocos textos públicos de Mario sobre el Palacio Salvo que no ha pasado por el tamiz de alguno de sus personajes. La amable fealdad que le atribuye persistentemente en otras obras, aquí tampoco falta: torpe, horrendo, de fealdad espesa, simulacro de casa, monstruosidad standard. Sin embargo, por su manera «heroica, decisiva y uruguaya de ser pobre en la riqueza», el poeta lo prefiere a la «fealdad cuadrada y sombra nortemericana» del Victoria Plaza, vecino vigía de la Plaza Independencia.

Aquí está el Palacio Salvo
allá está el Victoria Plaza
son tan torpes tan horrendos
que a uno lo dejan sin habla
su fealdad es tan espesa
que no alcanzan las palabras
para describir sus moles
tan imponentes e inválidas.

Como casas son apenas
dos simulacros de casas
como monstruos sólo tienen
monstruosidades standard.

Cuando yo prefiero el Salvo
lo digo sin petulancia
sólo me fijo en sus muchos
balconcitos y ventanas
en esa manera heroica
decisiva y uruguaya
de ser pobre en la riqueza
de ser cursi en las arcadas.

El Victoria en cambio tiene
una fealdad tan cuadrada
una sombra tan monótona
y tan norteamericana
que uno se cansa de verlo
de la noche a la mañana
de la mañana a la noche
tan desprovisto de gracia.

Esta opinión no se impone
no se vende ni se cambia.

Quien pase y mire hacia arriba
y escuche las dos campanas
que elija lo que le guste
para eso es la democracia.

Aquí está el Palacio Salvo
allá está la Victoria Plaza.

Noción de patria incluye poemas escritos entre 1962 y 1963, año en que fue publicado en forma unitaria. Se trata de un libro hijo de diferentes temas, entre otros, impresiones a su regreso de Europa, algunas estrofas que en cierto modo presagian el oscuro porvenir, una particular oda a una Montevideo «de mentira», y como en casi toda la obra poética de Mario, la solidaridad, el humor, la muerte y el amor. Estas páginas contienen los populares «Corazón coraza» y «A la izquierda del roble», «Entre estatuas» -embrión más corto y menos pulido del hoy famoso «No te salves»-, y el críptico «Obituario con hurras», versos duros celebrando la muerte de alguien no muy querido. El poemario se incluyó ese mismo 1963 en la primera edición de Inventario I, que reunía todos sus poemas desde 1948 hasta esa fecha. A partir de los años ochenta Noción de patria volvió a editarse solo y también en un mismo tomo junto con Próximo prójimo.


GRACIAS POR EL FUEGO

En el primer capítulo de Gracias por el fuego ya surge la imagen del Palacio Salvo. Un grupo de uruguayos está en un restaurante en Nueva york, lejos de Montevideo. Angélica Franco, una de las montevideanas que hay allí, siente esa especie de liberación que muchos experimentan lejos de su tierra, donde las miradas conocidas cohíben cierta acciones: «Allá es tan diferente; todo me inhibe. Veo el Palacio Salvo y me retraigo.» Páginas adelante, el día que Ramón Budiño se repite «Hoy es el día», entre el torbellino de imágenes y pensamientos que recorren su cabeza, aparece una vez más el Salvo con su fealdad: «En mi día comercial, me conmueve cualquier cliente que me hable de lo maravilloso que debe ser Punta del Este, o el turista un poco menos impersonal que pregunta tímidamente qué significado simbólico tiene la fealdad abusiva del Palacio Salvo.» Siempre el Palacio Salvo, siempre su fealdad, siempre Montevideo.

Gracias por el fuego cuenta la historia de Ramón Budiño -un burgués montevideano-, la conflictiva relación con su padre Edmundo -un poderoso empresario corrupto y autoritario-, describiendo la frivolidad y la mentira en las relaciones humanas, en una sociedad conformista y decadente, contemporánea a Mario en el momento de escribirla. La historia de la publicación de esta novela es toda una odisea. Leído el manuscrito por un crítico de confianza, éste recomendó a Mario que lo quemara. Afortunadamente no lo hizo, y decidió presentarlo a un concurso extranjero, quedando Finalista del Premio Biblioteca Breve Seix Barral de Barcelona. Esto fue en 1963, año en que la censura era implacable en España. A sugerencia de la editorial, Mario modifica el final de la obra, pero aún así, la publicación del libro fue prohibida. La primera edición recién ve la luz en Montevideo en mayo de 1965, y en 1972 ya andaba por su novena edición. En 1969 había aparecido en México y Cuba. Recién en 1974 se pudo publicar en España, año en que también se hizo en Argentina, donde se agotó en un mes.

ANDAMIOS

El Palacio Salvo ya había sido citado como tema de tarjetas postales en La tregua, publicada en 1960. En Andamios, poco más de tres décadas más tarde, el Salvo es precisamente la imagen de una postal que Nieves envía a sus hijos en Estados Unidos, como respuesta a las que ella recibe del Empire State Building. 1 Páginas adelante, Javier, el desexiliado que se reencuentra con su ciudad, lo ve y lo define con su «estilo abigarrado», singular elemento de la mezcla de los diferentes estilos arquitectónicos que rodean la Plaza Independencia y, a la vez, hacen única a la ciudad.2

Andamios narra la historia del periodista Javier Montes que, en 1995, vuelve al Uruguay para recuperar su espacio interior en un país que le arrebataron por la fuerza. Según Mario, es una especie de inmersión de los personajes de La borra del café, que saltaron de sus páginas para construir esos andamios. Y aunque no la reconoce como autobiográfica, sí admite en esta novela algunas «pinceladas personales»: «Yo también fui un exiliado y lo pasé muy mal. El exilio político es diferente del económico. La muerte, si es forzada, también es una forma de exilio». Publicada en Buenos Aires (1996), México (1997), Madrid y Montevideo (2009), Barcelona (2015), y traducida al italiano (2006), y al portugués (2017).

1- Andamios, pág. 97
2- Andamios, pág. 182

Descubrí a

Mario

1955 | 1965

Por el contacto diario trabajando en la Industrial Piria, es indudable que Mario caminó mucho y desarrolló un afecto especial por esa zona de Montevideo que comprende la Ciudad Vieja y el Centro. Son numerosas a lo largo de su obra las menciones a la Plaza Independencia y a su entorno, en el que se encargó de destacar siempre al Palacio Salvo. Estéticamente lo aborrecía, y no se cansa de aludir a esa fealdad prácticamente cada vez que lo cita. Pero como esos muebles feos que hay en casa, que por ser algo «de la casa» uno les toma cariño, así veía Mario al enorme edificio, y así se encarga de transmitirlo a través de los personajes de sus obras.

En sus visitas al Café Tupí, la silueta del palacio se le hacía ineludible, alternándola con la lectura de la prensa de la época. Ésta última le parecía tan voluble, tan obsecuente al poder de turno, que entre las dos fealdades, elegía la del Palacio:

«Por eso prefiero la espantosa franqueza del Palacio Salvo, porque siempre fue horrible, nunca nos engañó, porque se instaló aquí, en el sitio más concurrido de la ciudad, y desde hace treinta años nos obliga a que todos, naturales y extranjeros, levantemos los ojos en homenaje a su fealdad. Para mirar los diarios, hay que bajar los ojos.» 1

Tales las palabras de Martín Santomé en La tregua, que ya lo había definido como «monstruo folclórico». Hay más referencias al Palacio Salvo en la obra, pero la más importante quizá sea el poema «Falsa oposición», donde habla Mario sin el filtro de Santomé o de Budiño, comparándolo al edificio del Hotel Victoria Plaza: «son tan torpes tan horrendos/que a uno lo dejan sin habla/su fealdad es tan espesa/que no alcanzan las palabras/para describir sus moles/tan imponentes e inválidas». Y entre los dos edificios que tienen «monstruosidades standard», Mario elige el Salvo:

«Cuando yo prefiero el Salvo/lo digo sin petulancia/sólo me fijo en sus muchos/balconcitos y ventanas/en esa manera heroica/decisiva y uruguaya/de ser pobre en la riqueza/de ser cursi en las arcadas.» 2

El Salvo en la esencia de Montevideo y Montevideo en el corazón de Mario.

1- La tregua, pág. 110
2- Falsa oposición, Noción de patria, pág. 34
AV. 18 de Julio
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Palacio Estévez