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Descubrí Ciudad Vieja

Mercado del Puerto

La mirada de Mario

Mercado del Puerto

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Mercado del Puerto: Calle Pérez Castellano entre Piedras y Rambla 25 de Agosto. Este viejo mercado, que en el momento de su inauguración -en 1868-, era el cuarto de Montevideo, ocupa media manzana de la Ciudad Vieja. Se ubica en un punto particular de la trama urbana, definido por la inflexión de la calle Piedras y la incorporación de una calle atípica, Yacaré. Esta trama se ve enriquecida por la presencia de valiosas construcciones de carácter testimonial. El edificio del Mercado es una colosal estructura de hierro, diseñada y ejecutada en Liverpool, y trasladada y montada en Montevideo. Internamente es un amplio espacio con una zona central libre de columnas en la que en principio se ubicaba una fuente, que fue posteriormente sustituida por un reloj. La estructura metálica es la protagonista esencial del interior del edificio. Las cubiertas abovedadas, las celosías de iluminación y ventilación, y la variadísima y muy apreciada oferta gastronómica que en él se desarrolla hacen del mercado un lugar particularmente atractivo. La peatonal y las intervenciones en edificios cercanos han hecho de este ámbito uno de los polos de atracción turística de la Ciudad Vieja.


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ANDAMIOS

Además de ser dueño de un video-club, como periodista Javier Montes hace la corresponsalía del Río de la Plata para una no demasiado importante agencia madrileña de noticias. En el capítulo 67, mientras busca temas para escribir la columna que debe enviar, compara la Montevideo que dejó antes de exiliarse con la que ha encontrado a su regreso. En eso estaba cuando su pensamiento lo lleva a pensar en los españoles -hasta hace poco sus huéspedes, ahora el público para el que debe escribir-, y lo que, como turistas, ellos alaban de Uruguay y Montevideo. La mención al Mercado del Puerto, su ambiente y su oferta de comida criolla es inevitable.

Andamios narra la historia del periodista Javier Montes que, en 1995, vuelve al Uruguay para recuperar su espacio interior en un país que le arrebataron por la fuerza. Según Mario, es una especie de inmersión de los personajes de La borra del café, que saltaron de sus páginas para construir esos andamios. Y aunque no la reconoce como autobiográfica, sí admite en esta novela algunas pinceladas personales: «Yo también fui un exiliado y lo pasé muy mal. El exilio político es diferente del económico. La muerte, si es forzada, también es una forma de exilio». Publicada en Buenos Aires (1996), México (1997), Madrid y Montevideo (2009), Barcelona (2015), y traducida al italiano (2006), y al portugués (2017).

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