Descubrí Montevideo
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Descubrí la Aguada

Iglesia de La Aguada

La mirada de Mario

Iglesia de La Aguada

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- Basílica Nuestra Señora del Carmen (Iglesia de La Aguada): Es un referente edilicio del barrio. Habiendo estado originalmente en la calle Cerro Largo entre Rondeau y Paraguay, sobre 1827 ya estuvo instalada en el terreno que ocupa hoy. Su fachada de estilo neoclásico ha visto el crecimiento y la permanante transformación del barrio a su alrededor. Tiene el privilegio y honor de haber sido sede de la primera Asamblea General Constituyente y Legislativa del Estado Oriental del Uruguay. Durante la Guerra Grande que ocurrió entre 1839 y 1951 funcionó como cuartel militar, hasta que en 1852 reanudó los oficios religiosos.

- Instituto de Profesores Artigas (IPA): Avenida del Libertador 2025. En el mismo terreno donde hoy se levanta el IPA, entre los años 1920 y 1937 funcionó la Plaza de Deportes Nº 1, ahora en la Ciudad Vieja. En 1939 se inauguró en el lugar lo que primero fue la Universidad de Mujeres, más tarde Sección Femenina de Enseñanza Secundaria, a partir de 1944 denominado Instituto Batlle y Ordóñez (IBO). Este instituto estaba entonces destinado a la enseñanza de los ciclos básico y superior exclusivamente de mujeres, siendo trasladado a su sede actual del Camino Castro en 1976. En 1977 se alojó en el edificio de Avenida del Libertador el Instituto de Profesores Artigas.

- Liceo Héctor Miranda: Situado originalmente en Avenida Sierra 2274 (hoy Fernández Crespo), el Liceo Miranda fue uno de los dos primeros institutos de enseñanza pública secundaria del país. A partir de 1956, el Liceo Miranda se trasladó al moderno edificio de la calle Bacigalupi y Hocquart, sin cambiar de barrio. Las antiguas instalaciones del liceo en Fernández Crespo acogieron al Liceo Nº 17 Francisco Acuña de Figueroa a partir de 1963. Luego de casi un siglo, se demolió el antiguo edificio, y en 2015 se inauguró un moderno centro de estudios de primer nivel que cubre todas las necesidades para el desarrollo de las tareas educativas.

 

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EL MUNDO QUE RESPIRO

PIERNAS

Mario escribió dos poesías a las que tituló «Piernas». Una de ellas hace referencia a una carrera de atletismo que ganó en su juventud: los ochocientos metros llanos que corrió en la Plaza de Deportes Nº 1, cuando estaba en La Aguada. Dicha hazaña es recordada con nostalgia, cuando las del título ya acusan el paso del tiempo, en la primera estrofa de ese poema:

Qué ágiles mis piernas
las de entonces
las que bailaban milonga pura
y corrían los ochocientos llanos 1

Después de un paréntesis de ocho años sin publicar poesía, y habiendo atravesado ya la barrera de los ochenta años, Mario publica El mundo que respiro, un título que, conociendo algo de su vida, no deja de llevarnos irónicamente a su asma. Otro libro dedicado a Luz, como muchos, pero esta vez «cincuenta y cinco años después». La savia de esta nueva entrega es la poesía misma, más allá de los temas habituales, tratados ahora con la modestia, la suavidad y la sabiduría que dan los años. Mario asegura que, con suerte y con amores, se aprende; que debe cuidarse ese gajo de corazón que no traiciona; que no queda tiempo para el odio; que no hay que desperdiciar la risa; que hay que afinar el oído cuando se cruza el mar para escuchar ese piano salvado del naufragio. El libro consta de tres secciones, cada una epigrafiada con citas de tres de sus escritores preferidos: Miguel Hernández, Elías Canetti y Juan Gelman. Se editó por primera vez en 2001, en Argentina, Colombia, España y México, y años adelante se realizaron sucesivas ediciones.

1- El mundo que respiro, pág. 144

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LA BORRA DEL CAFÉ

JULISKA HABLA CASTELLANO

En este capítulo de La borra del café, Claudio narra sucesos de su vida cotidiana, algunas anécdotas que nos acercan a otros personajes de la novela y recuerdos de su adolescencia, donde se entremezclan vivencias personales de Mario:

«...integré, confieso que con pobres resultados, el equipo de básquetbol, pero en cambio participé con éxito en la jornada inaugural de la Plaza de Deportes, la que quedaba frente a la Iglesia de la Aguada. Corrí en 400 metros llanos y le gané por varios metros al Conejo Alonso, que era el atleta número uno del Liceo y el favorito de las chiquilinas. Al final de la carrera, ellas no se acercaron para felicitarme sino que lo rodearon a él para consolarlo. Fue mi primer diploma de injusticia social.» 1

La borra del café es, en palabras del propio Mario, una de sus mejores novelas:  «Es la única que en algún sentido es autobiográfica. O que por lo menos lo es en el envase, pues el protagonista es totalmente inventado pero vive en los barrios donde yo viví. Capurro -uno de los más queridos-, Malvín, Punta Carretas.» Fue publicada en Montevideo (1992), Buenos Aires y México (1993), Madrid (1996) y Barcelona (2000), y traducida al alemán (1994), al checo (2000), y al portugués (1998).

1- La borra del café, pág. 54

Plaza Zelmar Michelini
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Liceo Miranda