En el Oeste de Montevideo, contra la bahía, se extiende el barrio de Capurro. Debe su nombre a Giovanni Battista Capurro, un marino mercante nacido en las cercanías de Génova, que se instaló en el lugar sobre 1830. En la margen izquierda de la desembocadura del arroyo Miguelete, el armador genovés adquirió un predio donde edificó una casa quinta con una superficie de 24 cuadras, que pobló de árboles y pájaros.
La casa de Capurro estaba frente a la playa antiguamente denominada «Honda», sobre la bahía misma. Capurro fue un barrio rico en altos médanos y pozos de agua dulce, continuación natural de los pozos de la Aguada, pero tanto la arena como el agua dulce fueron explotados por el emergente empresario italiano. Los buques de ultramar que regresaban sin carga a Europa y necesitaban lastre, -además de agua dulce-, eran abastecidos por Giovanni Battista, que vació de arena el lugar hasta dejar la playa prácticamente tan angosta como podemos verla hoy.
El emprendedor italiano conoció la prosperidad a través de varios negocios. Muerto en 1872, sus hijos Juan Alberto y Federico lo sucedieron y fueron pioneros en el desarrollo industrial del barrio, destacándose en varios ramos. Con varios grandes proyectos aún en pañales, sobrevino la crisis de 1890, un fuerte revés del que los Capurro no se pudieron recuperar. Cesaron sus actividades comerciales y fabriles, y su extensa propiedad de 24 manzanas, fue fraccionada y vendida quedando sólo el solar donde estaba edificada la casa quinta de la familia. A comienzos del siglo XX, la casa fue alquilada a la Dirección General de Instrucción Pública para sede de las Escuelas 47 y 108.
Actualmente, la moderna sede de dichos establecimientos educacionales ha sustituido la antigua edificación de los Capurro. Con el tranvía a caballo, la zona se convirtió rápidamente en balneario, cuyas instalaciones se concretaron en 1900. En 1910 se inauguró el Parque Capurro, corazón del barrio, olvidado durante muchos años pero hoy felizmente recuperado para la zona y la ciudad.